MAVIS BATEY.
11 de febrero celebramos el Día de la
Mujer en Ciencia; más genéricamente, el día de las #WomeninSTEM, en alusión al
campo común que los norteamericanos llaman STEM: ciencia, tecnología,
ingeniería y matemáticas (Science, Technology, Engineering and Mathemathic).
No la encontraréis en ningún listado de
mujeres científicas. Realmente, no lo era, al menos no al principio. En sus
inicios fue una estudiante de clásicos alemanes, y fue su trabajo durante la
Segunda Guerra Mundial lo que la convirtió en una heroína STEM. Porque Mavis
Batey fue criptoanalista en Bletchley Park, la gran fábrica de ruptura de
códigos secretos de Inglaterra.
Mavis, sin proponérselo siquiera, se vio
envuelta en una de las mayores aventuras militares de la Historia, y lo hizo
con su cerebro y su ingenio. No llegó a convertirse en una Mata Hari, pero sus
contribuciones a la victoria aliada fueron valiosas y trascendentes. Y todo en
un mundo STEM que desconocía al principio y que acabó dominando como una
experta:
CIENCIA. Mavis Batey tardó poco en
dominar los elementos del trabajo en ciencia: observación, experimentación,
trabajo en equipo, prueba y error, pensamiento lateral, perseverancia, éxito y
vuelta a empezar. Su ruptura de los códigos Enigma italianos permitió a la
flota inglesa conseguir una brillante victoria en Cabo Matapán, allanando el
camino que llevó a El Alamein y demostrando las virtudes de la ciencia
aplicada. ¿Cómo lo consiguió? Observando que un mensaje en particular no
contenía la letra L y deduciendo (a partir de sus conocimientos sobre la
máquina Enigma) que se trataba de un mensaje “dummy.”
TECNOLOGÍA. Su trabajo era la punta de
la lanza en el desarrollo de la tecnología criptográfica, parte de una
maquinaria bien engrasada. Los criptoanalistas desarrollaban métodos de
descifrado, que permitían la ruptura de nuevos mensajes, que proporcionaban
información para futuros descifrados y así sucesivamente. Lo que no funcionaba
se tiraba, lo que sí funcionaba se potenciaba. Nadie tenía que convencer a
Mavis y sus compañeros sobre la importancia del binomio ciencia-tecnología. Se
trataba de un ejercicio mental destinado a una tarea concreta, y ellos lo
sabían.
INGENIERÍA. La tarea de Bletchley Park
esa ingeniería criptográfica a su más alto nivel. Entraban mensajes ilegibles,
salían los planes militares alemanes. Las estaciones de interceptación Y
captaban los mensajes enemigos cifrados, y eran descifrados en Bletchley Park gracias
a técnicas que gente como Mavis ayudó a desarrollar. Inventos como las bombas
criptoanalíticas ayudaron enormemente en la tarea, pero eran personas como ella
las que determinaban qué debían hacer esas máquinas y cómo hacerlas funcionar.
MATEMÁTICAS. El descifrado de códigos
era un arte, pero estaba basado en procedimientos matemáticos. Permutaciones,
probabilidades, correlaciones… todo era susceptible de ser utilizado en la
tarea. Los matemáticos polacos fueron pioneros en descifrar los mensajes Enigma
mediante matemática pura, y gente como Mavis tomó el testigo de forma
admirable. Algunas de las técnicas matemáticas desarrolladas durante la Segunda
Guerra Mundial se mantuvieron en secreto durante cincuenta años, tal era su
validez.
De algún modo, el trabajo de Mavis Batey
fue ignorado por la Historia, tal es así que hoy día se la conoce por su
apellido de casada y no por el de soltera (Lever). Pero no crean que se trató
de uno de esos casos de ninguneo sexista. Al contrario, yo creo firmemente que
Mavis escogió la discreción de forma deliberadamente. Pertenecía a una
generación que creía en su país, y para la cual una orden de secreto es algo
muy serio. No fue sino a comienzos del siglo XXI cuando, acuciada por los
historiadores, aceptó colaborar en una preservación distinta: la del patrimonio
inmaterial de Bletchley Park. Participó en una biografía de su jefe e ídolo
Dilly Knox, un maestro criptoanalista que ya rompía códigos alemanes en tiempos
de la Gran Guerra.
Gracias a gente como ella ahora entendemos
muchas cosas sobre la Segunda Guerra Mundial. Desgraciadamente, hay quienes no
entienden su trabajo, fundamentalmente personas jóvenes que no vivieron esa
época y que se preguntan: si leíamos los códigos alemanes ¿por qué tardamos
tanto en ganar la guerra? No entienden que el colosal esfuerzo de descifrado
que Mavis Batey ayudó a crear fue clave en la victoria; sin él, la Segunda
Guerra Mundial podría haberse extendido hasta 1948, y la propia victoria aliada
hubiera estado en tela de juicio.
No importa. Mavis hizo su trabajo y
contribuyó al desenlace que ahora todos conocemos. Ella se llevó a casa sus
recuerdos, la satisfacción del deber cumplidos… y a su esposo Keith Batey,
criptoanalista que también trabajó en Bletchley Park. Tras la guerra, pasó décadas
trabajando como funcionaria en el servicio diplomático inglés, y cuando
finalmente recibió una condecoración del gobierno británico fue por… la
preservación de los jardines históricos de Inglaterra.
Mavis falleció a los 92 años de edad.
Fue alguien grande, y su empeño en ocultarse de la luz no hace sino aumentar si
grandeza.