INTRODUCCIÓN

Desmasculinizar el lenguaje, ¡quien pudiera sin morir en el intento!
La complejidad cuasi infinita de terminologías discriminatorias hacia la mujer que atribuye el diccionario, despiertan en mí un apasionamiento ingenioso y una perseverancia exclusiva en la investigación, así como la constante cientifica (persona) la tiene frente al microscopio.

Pasé horas incontables ahondando y analizando, ensimismada y recluida en el idioma español, utilizado en la actualidad por quinientos setenta millones de personas en el mundo para comunicarse.

A continuación los datos suministrados son simplemente para dar una idea generalizada de los países que utilizan el idioma hispano-fónico.

Los siguientes países tienen al idioma español con estatus oficial, sea de jure o de facto (por número de hablantes). De Jure significa “por derecho”, por oposición de,  de facto “por hecho”

País   -   Cantidad de Personas aproximadas
México - 112.336.538
España  - 47.265.321
Colombia  - 46.926.083
Argentina  - 42.192.494
Perú - 30.135.875
Venezuela - 28.833.845
Chile - 17.094.275
Guatemala - 15.773.517
Ecuador - 14.676.300
Cuba  - 11.285.000
Bolivia - ]10.389.913
República Dominicana - ]10.090.000
Honduras - 8.264.001
El salvador - 7.185.000
Paraguay - 6.649.000
Nicaragua - 6.100.000
Costa Rica - 4.549.904
Puerto Rico - 4.017.000
Panamá - 3.454.000
Uruguay - 3.442.000
Guinea Ecuatorial - 1.120.000
Sahara Occidental – 205.354

Hispanohablantes donde el español no es lengua oficial

Estados Unidos – 50.477.594 – 16,3%
Filipinas – 3.180.000 – 3,02%
Francia – 2.000.000 – 3,10%
Brasil – 1.015.056 – 0,55%
Canadá – 909.000 – 3.00%
Marruecos – 360.000- 1,09%
Belice – 206.404 – 72.72%
Andorra – 50.322 – 70%
Gibraltar – 28.500 – 98.70%

Argentina es el país hispanohablante más grande del mundo por extensión territorial.

Rodeada de voluminosos tomos desparramados sobre mi mesa de trabajo, era la forma de ocupar la mayoría de mi tiempo abstraída de todo. Acompañada de buena música en la más deleitable soledad, los silencios de las voces aguardan dormidos su turno para ser analizados en un supuesto orden alfabético. La combinación de vocales y consonantes o viceversa, van tomando forma y adquiriendo novedades al paso de la lectura hasta concretar el rumor definido en una idea.

Con sorpresa y singular asombro por lo descubierto, los resultados obtenidos en mi primer libro, luego de dos años de pesquisa, culminaron inesperadamente en una serie de conclusiones inéditas sobre unas 10.000 palabras extraídas que discriminan a nuestro sexo y género, generando mi afán por continuar con la investigación de manera más profunda y exhaustiva para poder concretar una segunda parte o ampliación de mi primer obra como expondría en una nueva edición.

Escribir es sentir, pensar, crecer, ser, proyectarse, gestar una nueva tendencia totalmente despojada de errores formativos de estereotipos ilustrativos de un género nítidamente inferiorizado como es mi intención demostrar por convicción.

Pisar una editorial fue un logro colmado de enigmáticas expectativas, lo que llevaba entre mis manos era a mi saber y entender poco menos que una bomba de tiempo que haría detonar un lenguaje en lo visible de su discriminación.

Se había ofrecido ante mi vista un amplio y creciente campo de crueles realidades encubiertas, realidades que ponían y ponen en tela de juicio los tipos actualmente establecidos para determinar el modelo público de mujer como arquetipo.

Escasos días pasaron cuando los editores me pusieron de manifiesto lo inesperado, no había precedentes del tema y resultaba ser el primer diccionario de lectura y no de consulta. Creo que ese fue un premio imprevisible e inadvertido a mi perseverancia, ese efecto final no lo había previsto como parte del objetivo concluyente.

La tarea era y es ardua, muchas veces la segregación se encuentra encubierta o por el trasfondo cultural, la conjugación de un verbo que figura únicamente el infinitivo, o implícita en una sutil combinación de voces que exigen buscar otras que clarifiquen la sentencia prejuiciosa.

En resumidas cuentas, ahondando en el lenguaje y sus definiciones, aflora lo que llevamos inculcado como norma cultural en el consciente y en el subconsciente.

Etimología y semántica no son cuestionadas, sólo pongo al descubierto una  desprestigiada musaraña de mujer caracterizada como un objeto de circo con muy pocas posibilidades de ser parte potencial de la humanidad en su legítimo derecho de perspectivas en el mundo de las posibilidades humanas.

Sustantivos, adjetivos, verbos y modismos componen el abundante cúmulo de expresiones agraviantes y disparatadas, más las permanentes comparaciones ilógicas con animales y objetos logran intencionalmente formar de la mujer una imagen comparativamente argumentada en una degradación categórica. Es complejo el idioma español y no me imaginaba tanto.

En realidad debería procurar dos obras, una demostrativa del tema desenmascarado una cultura que nos cosifica y destruye nuestra autoestima y otra modificando todas las barbaridades manifiestas como por ejemplo el reordenamiento del "no" respetado orden alfabético, por así nombrar uno.

Reconozco que muchas veces el agotamiento de ver tanta atrocidad escrita y lo peor institucionalizada por un organismo burlón y patriarcal llamado Real Academia Española, me genera una sensación de impotencia e indignación que me convierto en "una yo" desesperada en busca de lo inexistente "un definición femenina de identidad auténtica en el lenguaje" cuando cerrando el último tomo en el final de la "Z" compruebo con aflicción los resultados negativos del trapisondista diccionario que rotundamente se rehúsa a reconocerme como persona independiente, libre de contravenciones, ultrajes, humillaciones, improperios, arbitrariedades, etc.

La ansiedad de encontrar definitivamente " una ser" humana fuera del “un ser" humano como un todo masculino me indica un legítimo derecho a réplica, soy una parte anatómicamente diferente de ese todo empeñado en no separarme y no distinguirme. Necesito definir y concretar el espacio emancipado que ocupo, soy Mulier-eris Sapiens (del lat.) y no Homo Sapiens. Pareciera que no me expreso claramente cuando ello presupone entrar en conflicto con mi entorno formativo, pero quiero que comencemos a hablar de personas, que si bien es una palabra de género femenino no determina sexo alguno, por consiguiente, es el ideal perfecto para admitirlas a todas, la femenina, la masculina, incluyendo el hermafroditismo o la determinación de una orientación sexual elegida voluntariamente, abrazando todo como conjunto de humanidad plena.

Podemos interpretar como un absurdo gramatical "una ser" pero resulta como contraposición lógica de lo abstracto "un ser". Esta controvertida posición me llevo a descubrir luego de una extraña metamorfosis interna que tenía oculta e inquieta "una yo" nueva, y que ese "un yo" masculino quedaba relegado en mí al sólo hecho de que las mujeres gastamos la vida en un modelo que nos obliga a negar nuestra propia mente y la mía comenzaba a funcionar con otra estrategia que la habitual.

Intento compaginar el borrador de un nuevo testamento y me pregunto ¿que pasará con el psicoanálisis y las psicoanalistas (personas) cuando tengan que revertir la falsa creencia de identidad femenina?, ¿si "el ser" al cual llamamos mujer no es en realidad la verdadera mujer, porque lo que se muestra como afirmada identidad femenina es un sofístico producto creado por la dominante identidad masculina?

Cuestionar lo que nadie se atreve, lo casi incuestionable, romper con las viejas creencias, demostrar que esa única identidad de mujer es una mentira, es tan peligroso como caminar por una cornisa sufriendo de vértigo, un vértigo que no deja de tener su encanto de lo prohibido y pone en funcionamiento toda mi adrenalina.

La vieja cultura sistematizada en las mentes de generación en generación, no limita para nada mi desarrollo y pensamiento de mujer nueva, inquietante y transgresora, libre a pesar del género masculino de la palabra pensamiento, que al desabrocharse de incidencias adversas, ha producido un fenómeno de modificación estructural.

Con claridad vi el cerco de normas y mandatos que me rodea en este mundo inquisidor, trato de elaborar placenteramente desde mi propio y naciente mundo a la que comienza levantando su voz de libertad, "una yo madura", crecida desde otras raíces, desde el fondo de la alma femenina que no condiciona la belleza de su encuentro reciente con su legítima esencia.

¡Liberta al fin!, trato de abrirme paso en la densa jungla de un idioma masculinizado, sacudo de mi cabeza con gran esfuerzo, como quien de un viejo piano sacude el polvo que cubre el teclado auténtico, despejando entonces la carga infatigable de palabras que me anulan y, aparezco...

Comienzo a sentir que soy esa otra oculta, sencillamente siento que soy sin que nada me disfrace de ridícula marioneta, obediente y sumisa sin particular personalidad propia. Siento el deseo de algo distinto no supone todavía la decisión de realizarlo, no resulta fácil devolver esa personalidad prestada que me sirvió para subsistir como una sombra erróneamente indicativa e improvisada por el disímil infrahumano. 

Lo que trató siempre de disminuirme, terminó por construirme elevando mi autoestima purificada de estigmas de censura. Nacida entonces a pesar de toda pesadumbre y desprestigio verbal, nacida a pesar de una larga historia de culpas y condenas, nacida desde los infiernos más temibles del antiguo testamento, nacida desde el fuego destructor de descréditos,  desde el mito maléfico de Pandora, nacida ¡al fin! a pesar del súper todopoderoso, el dios temible manejador del mundo: “el hombre-varón-macho”, impiadoso con todo aquello que pueda igualarlo o superarlo, juez supremo de lo bueno y lo malo, patrón de lo femenino y lo masculino, dueño absoluto de un lenguaje que dice...

El hombre, el pro-hombre, el superhombre, el infeliz diferente a su origen de mujer, el inventor de la costilla, el que tiene que demostrar por degeneración su diferencia, es el que, en un descuido imperdonable nos convenció de la adversidad de haber nacido mujer y que debemos obligadamente demostrar la desemejanza.

Su omnipotencia divina creó los sinónimos de: Dios = Padre = Señor = Hombre = Varón = macho que prueba con su absolutismo verbal la realidad de su insignificancia humana. Leí que ya no quedan dioses machos o hembras, sólo nombres afectados a un género.

El sometimiento entre victimario y la víctima obedece a la toma de poder. Toda ruptura con el sistema de poder imperante se convierte en una advertencia de amenaza peligrosa, por consiguiente, quitar de encima a este dios de barro tan invisible como real que me desaparece, presupone correr algunos riesgos. Dispuesta a todo estoy tratando de nacer o mejor dicho renacer sin lo traumático, sin el peso aplastante de la cultura machista predominante, sin vestidos ni adornos superfluos, sin caminos trazados por mezquinos y varoniles provechos, simplemente nacer, sin palabras que esquematizan una determinada cualidad que identifican mi anatomía...

Puedo mirarme en un espejo no inventado, en un espejo propio, creado desde mi esencia y naturaleza de mujer, me señala un camino inexplorado, me abisma, me templa, me embellece, me otorga identidad legítima...

Desnudas reflexiones sobre mi cuerpo disfrazado con ropajes atribuidos, necesito encontrarme. Comienzo a despojarme de todo. Primero la ropa, luego los adornos, los ruleros, la pintura, absolutamente toda esa máscara payasésca que me cosifica, que me da esa falsa imagen de migo-misma, de mujer disfrazada de mujer masculinizada.

Frente a esa, la que me dice concretamente y con firme aseveración que soy "UNA YO", que esta es la verdadera, la que luego de tan imperecedera espera se hizo visible, la que vive en cada una de nosotras aguardando en silencio la derrota del miedo a ser, la ignorada por el lenguaje, la que quiere caminar libremente  y no al lado de... que le frena su propia realización y desarrollo, haciéndose camino al andar, la que definitivamente acabó con los paralogismos, la renacida, se van fundiendo en una sola persona, en una sola caja de resonancias, en la belleza de en un cuerpo perfecto preparado artesanalmente para concretar el milagro de la vida.

Quedé en silencio en el mundo corriente en que vivo, me di cuenta  que existen más cosas significativas de las que veo y creo. Una maravillosa multitud de yoes femeninas poblaban los distintos senderos de la vida y me sumé a ellas en su lucha de igualdades. Asumí el nuevo rol que me mostraba el espejo de migo-misma. Dejé de ser la otra parte de la humanidad, la mitad de un fruto inventado y pasé a formar parte de la humanidad completa, ambas personas, nosotras y ellos.

Emprendí un viaje en el tiempo con fantasía. Un sin fin de voces gritaban su existencia en la historia truncada. En el recorrido interminables de subsistencias encontré recluida en las cavernas a la mujer de la prehistoria, la original sin pecado (porque el pecado es un artificio masculino), la inculta, la incivil, la que sobrevivió a los dinosaurios que hoy visten de traje y corbata. Indiscutiblemente a la que crió a sus hijos a pura teta, sin médicos pediatras depredadores inescrupulosos al servicio de laboratorios creadores de alimentos artificialmente pulverizados persuadiendo que eran superiores a la leche materna. Esa misma mujer que sin médicos lipoaspirantes de cerebros, de esos contemporáneos que por años nos dijeron que es "lo mejor para la salud de nuestros hijos". De esos que por cruel ironía de la vida de hijas o hijos sabían muy poco puesto que ni siquiera fueron capaces de engendrar unx, de esos que en su agonía nos colmaron con insistencia de paternales y buenos consejos con total severidad, ridiculizando y convenciendonos de nuestra aparente ignorancia. Las mujeres hemos llegado a creer que no sabemos como tener y criar bebés.

Invadida por científicos que me estudian, médicos que me tratan, moralistas que me dan prudentes consejos y religiones que me encasillan, veo mi origen privilegiado, soy la que llevó desde siempre por sabia naturaleza la titánica lucha de la conservación de su especie, cosa que a pesar de todo hemos podido lograr.

La perpetuidad de la vida canta solemnemente un himno a la supervivencia...
Las fronteras que tanto nos limitan se extienden a lo largo y a lo ancho del sendero, nos permite entonces ver nuevos horizontes y "LA SER, UNA YO, MIGO-MISMA" y la que agoniza abren las puertas al cambio, esperando que entre todas (personas) podamos revelar nuevos y mejores vientos de cambio al soñado mundo de igualdades compartidas.




©MARÍA CRISTINA GARAY ANDRADE©
 (Prohibida su reproducción total o parcial
Sin previa autorización de la autora)
ISBN 950-887-013-3 / Ley 11723
Editorial Argenta Sarlep S.A (1994)