LA MUJER VESTIDA DE DOLOR
©Victoria Lucía Aristizábal©
El dolor como una espina agazapada en el alma de la mujer se
vuelve rosa con una tenue sonrisa aunque la mano del mal le haya asestado una
puñalada psicológica, más ella surge con su feminidad y fortaleza nueva para
derrotar la crueldad que rebosa de ese aire seductor enmascarado. La vida dotó
a la mujer de una impronta que le asegurara la superación del dolor en todos
los niveles por eso se lanza a la conquista sin derrumbarse porque sabe que
después de superar el dolor siempre aparece una clara primavera llena de flores
y frutos y vuelve a abrazar la vida más esperanzada, con la placidez de un alma
que se sabe unida al universo donde ELLA, es diosa.
La mujer ha soportado soledades largas y angustiosas, llenas de
intimidad sedientas sin tener como calmarlas y con la lluvia cayendo de sus
ojos, soltando ese fuego abrazador que no encuentra un -quién- donde calmarse.
Muchos abandonos, indiferencias, desprecios y olvidos que se nutren con la
virtud de la confianza que en si misma tiene cuando ejecuta labores fructíferas
que realiza eficazmente y así transmuta esa necesidad de compartir el amor para
llenar el cáliz sediento más de pronto surgen las enfermedades unas benignas
otras virulentas cuando aún no llegan las verdades, más haciendo acopio de su
coraje se abriga en la energía espiritual de la madre, para llenar de ternura
lo que con pasión no logra.
El dolor tiene muchos vestidos cuando enfrentamos las realidades
de la vida con tantas interrogantes, con tantos enigmas en claroscuro o cuando
navegamos en océanos inseguros más a tierra ignota llegamos como navegantes y
sobrecogidas le damos cara a la existencia renaciendo nuevamente con un
presente eterno cuando se sabe vivir con la conciencia despierta y
comprometida, más llegan de pronto los imposibles de carne y hueso para
abrirnos más heridas que contaremos después sonrientes en nuestra historia, más
cuando se vive, como se oxidan las bisagras mientras el alma busca asomarse
para entregarnos un nuevo canto de euforia con un mapa más refinado, más libre,
más revolucionario con esa rebeldía de quién tiene claro lo que quiere,
sintiéndose una mujer más y mejor equipada ya sin ser sierva, ni mendiga, ni
parásita, solo una exploradora, artista, trovadora, una mujer que sabe que
tiene como herencia su honra, su esencia, su ser completo apto para continuar
enfrentando con valor su existencia hacia un futuro cierto, ya sin cadenas, sin
sudores, sin ausencias, durmiendo en paz con la conciencia superior de compañía
y un ángel acompañante vigilando ese sueño placentero y pacífico.
En la memoria de millones de mujeres existen recuerdos de
inmensos dolores capitaneando con donaire su estirpe no para ser víctima ni
victimaria, sino para resurgir de las cenizas y sin amargura, humillación o
miedo defendiendo denodadamente ese pasado cautiverio que la hacía vulnerable
para convertirse ahora en la mujer del futuro, dueña de sí misma, ya sin
tristeza en los ojos, solo con ese brillo que sabe la carga secreta que ha
llevado y que con orgullo ya no resiste sino que fluye con ella acarreando un
patrimonio que acumuló en el tiempo y que la historia da cuenta de ello y saca
a la luz con un espíritu firme para hacer justicia porque se sabe digna y
merecedora de todo lo bueno, ya sin barreras, escalando posiciones meritorias
que la colocan con su palmarés en la victoria. Mujer experta que ya sabe torear
al engaño, a la violencia y al fanfarrón vacío.
Muchas experiencias me han devastado a lo largo de mi vida, más
he podido volverme a levantar cuando las analizo bajo la perspectiva de la
comprensión, la madurez y el aprendizaje como divisa sugerida por el Creador para
saber vivir y transformar mi supervivencia como mujer en este plano existencial.
Por eso le digo a la Mujer: “Grita a los cuatro vientos tu verdad cristalina,
desdeñando apatía, lisonjas o censura, y escucha sólo al ángel que contigo
camina, que su voz es el eco de la verdad más pura”. Y a la meta que llama
desde el fin del sendero, responde presurosa, sin desviar el paso; si hay rosas
a la orilla, recógelas ligero, para la sed hay fuentes, deja cántaro y vaso. Ni
hagas cálculos arduos ni lleves equipaje, ni te inquiete lo incierto, ni añores
lo que dejas, ni sature tus ojos el primor del paisaje, ni te distraiga el
gozo, ni prorrumpas en quejas. Fija visión y mente sobre esa luz lejana que es
a la vez motivo, vocación y destino; tú sola eres quien debe recorrer tu
camino.
Evalúa tu capacidad de amar y tu grado de evolución espiritual
observándote:
• Observando tu
mente y tu forma de pensar, si los pensamientos tienden a valorar, a
comprender, a respetar, a perdonar, a ser flexibles, a ponerte en el lugar del
otro, a entender a la humanidad como observadora, no como juez, entonces
estarás amando y evolucionando.
• Observa tus
emociones si ellas tienden a la alegría, al entusiasmo, al afecto, al cariño, a
estar enamorada de la vida y de las gentes, a ser creyente de Dios por su amor
y porque le amas no porque le temes, entonces estas amando y estas
evolucionando
• Observa tus
acciones si ellas tienden a amar el trabajo, todo lo que haces sin quejarte, si
aceptas los cambios y te adaptas a ellos, si no existe para ti la derrota sino
el empeño, la motivación de logro. Si tu voluntad se dirige a apoyar, cooperar,
servir, contribuir, crear, y hay constancia y perseverancia en tus acciones
entonces estas amando lo que haces y haciendo lo que amas y por consiguiente
estas evolucionando, estas amando
• Observa tu
conciencia si ella esta despierta para darte cuenta de tus comportamientos, si
con humildad asumes los errores y los corriges y les transformas en
oportunidades, si estas atenta a las cosas buenas que hacen los demás, si
participas activamente a todos los llamados que nos hace la naturaleza, la
familia, la humanidad, si tu conciencia se dirige a superar y trascender todas
las debilidades como las de los demás, entonces estas amando y estas
evolucionando
• Observa la
calidad de tus contactos tanto humanos como con la creación. Me simpatiza
cuando la gente me dice: “tú tienes que saber que aunque no nos veamos, te
queremos” es como si yo les dijera a las plantitas:” no importa que yo no les
eche agua o las consienta, ustedes tienen que seguir viviendo”.
Todos los problemas que agobian a la mujer hoy en día se traduce
en un “amor espurio” que no es otra cosa que la degeneración del amor, cuando
la mujer decide guardar el odio con todas sus variables de resentimiento, de
rencor, de egoísmo, de soberbia de orgullo, de vanidad, de irrespeto, de
indiferencia, de alienación, de agresión, de celos, de manipulación etc. en una
preñez psicológica que se va encapsulando y aliena al alma, le es imposible
sentir amor y a cambio lo que cree que es amor no es otra cosa que una reacción
placentera momentánea relacionada con sus bajos instintos y en otros se
manifiesta como una necesidad, una insatisfacción que son niveles muy
elementales en su evolución y de las cuales no puede prescindir por supuesto
pero dando por hecho que como MUJER ha evolucionado y que tanto razón y emoción
están elevados a un nivel superior, puede perfectamente sentir, crear, valorar
y relacionarse con otro y con otros amándoles incondicionalmente y si en algún
momento existiesen los desacuerdos que siempre es posible, tanto a nivel mental, como emocional social y
espiritual tendrá los elementos suficientes para poder comprender y trascender
todas estas situaciones que ya no comprometen el amor degradándole sino que lo
elevan, superándolo y otorgándonos a cambio un estado de plenitud, de paz, de
gozo y de equilibrio que la vuelve hacia los demás para amarles con más fuerza
y perdonarles e incluso apoyarles si es posible aun en las circunstancias en
que todas las personas no estén aún en ese grado evolutivo.