EL PAPEL DE LA MUJER
EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Desde pilotos soviéticas, trabajadoras especializadas en fábricas de aumento estadounidense, espías británicas, mujeres de la resistencia francesa y trabajadoras sanitarias alemanas y hasta luchadoras por la libertas en Polonia las mujeres fueron participantes activas en el conflicto mundial.

La Segunda Guerra Mundial desencadenó importantes cambios en las sociedades estadounidenses y europeas.

Fue ese un momento decisivo para las mujeres que, por primera vez, participaban de manera activa en los ejércitos estadounidenses e inglés, y no solo como enfermeras como era tradicional.

El Women's Army Corps (Cuerpo del Ejército de Mujeres) superaba las quince mil mujeres reclutadas en el ejército estadounidense, cuyo papel fue fundamental en torres de avistamiento y en el radar.

Sin embargo, el cambio más importante fue el desempeño de las mujeres en la economía, pues la mayoría de los hombres en la edad productiva de las naciones en guerra abandonaron sus empleos para reclutarse en el ejército.

Esto no significó detener la producción, al contrario, esta continuó con más capacidad que nunca ante la necesidad de contar con la suficiente fuerza productiva, tanto para la fabricación de armas como para no caer en la total pobreza.

Muchas trabajadoras en este período experimentaron un sentido de independencia y libertad, ya que sus salarios eran más altos de lo que nunca habían recibido, y su consecuente independencia económica las llevó a ejercer diversas profesiones con una fuerza sin precedentes en la sociedad.

Al terminar el conflicto miles de mujeres siguieron trabajando fuera de casa y ganando espacios que anteriormente parecían exclusivamente de los hombres.

En materia política, en 1945 se ganó el derecho al voto femenino en Italia y Francia, mientras que en México se ejerció en 1953.

Este cambio fue la premisa de un movimiento cuyo objetivo fue la lucha por la reivindicación de los derechos de la mujer en la década de 1960, y que a esto se le conoce como feminismo.

Otra región que suscitó tensión entre los dos bloques fue Corea, que también se había dividido.

En 1950 los coreanos del norte (socialistas), invadieron el sur (capitalista) por cuestiones territoriales.

Los soviéticos enviaron armas a Corea del Norte, mientras que los Estados Unidos de América apoyó con tropas a Corea del Sur.

El conflicto en esa región continúa en la actualidad. La intervención de ambas naciones en estos conflictos también de evidenció en la crisis de los misiles en Cuba y la Guerra de Vietnam (1955-1975).

El control de las fuerzas por ambos bloques también propició la propaganda, el espionaje y la competencia tecnológica y científica.

Tanto la URSS como Los Estados Unidos de América buscaron promover su modelo político, su ideología y su organización económica por diversos medios, incluidos la literatura y el cine.

El espionaje —Tema de cientos de novelas y películas— se realizó de manera sistemática para sustraer secretos militares para producir armas y aparatos tecnológicos que superan los que tenían y producía el rival.

La carrera al espacio exterior es uno de los aspectos menos negativos de esa competencia.

Los soviéticos llevaron a los primeros cosmonautas al espacio: Yuri Gagarin en 1961 y Valentina Terreshkova en 1963, y dos años después Estados Unidos logró llevar astronautas a la Luna (1969).

Cosmonauta: Tripulante de una misión espacial soviética. Durante la Guerra Fría se distinguieron de sus colegas estadounidenses llamados astronautas por un acuerdo en 1950.

La tensión escaló cuando ambas potencias construyeron bombas atómicas que se podían lanzar con misiles intercontinentales.

Ninguno de los dos bandos se atrevía a concretar un primer ataque, porque sería tan destructivo que acabaría posiblemente con todo el planeta.

En abril de 1949 los países del bloque estadounidense crearon la Organización del Estado Atlántico del Norte (OTAN) como mecanismo de defensa ante un posible ataque de la URSS.

Dirigida por Estados Unidos de América, la organización incorporó a Canadá, Francia, Inglaterra, Italia, Bélgica, Países Bajos, Dinamarca, Noruega, Islandia, Portugal y Luxemburgo, la mayoría de los países de Europa Occidental.

Para contrarrestar a la OTAN, en marzo de 1955 los Estados del bloque soviético instituyeron con Moscú el Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua, conocido como Pacto de Varsovia, integrado por la Unión Soviética, Bulgaria, Albania, Checoslovaquia, Hungría, República Democrática Alemana, Polonia y Rumania.

Con estas dos poderosas organizaciones, Estados Unidos y URSS dejaron claro su fuerza militar y sus zonas de dominio. El Pacto de Varsovia concluyó en 1991, con la destrucción del bloque soviético, poco después de la caída del régimen socialista en la URSS.

A finales de siglo XIX se había constituido un movimiento sionista (Sion era el antiguo nombre de Jerusalén), que respaldaba el retorno de los judíos a su antigua tierra, Palestina, ocupada por los árabes musulmanes.

En las primeras décadas del siglo XX, muchos judíos empezaron una nueva vida en Palestina, entre otras razones, como consecuencia de la persecución nazi.

Terminada la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña, autorizada por la Sociedad de las Naciones para administrar Palestina, debio enfrentar situaciones de tensión y rebelión entre los judíos y los árabes.

El ejército de Castro rechazó el intento de ocupación, hecho que significó la ruptura definitiva entre los dos países. Cuba estableció, entonces, una alianza con la Unión Soviética, que derivó en el punto más peligroso de la Guerra Fría cuando en 1962 los soviéticos instalaron misiles en la isla para que, ante otro intento de Estados Unidos de invadir Cuba, se considere un ataque directo a la URSS.

A lo largo del proceso de colonización, los países desarrollados explotaron los recursos naturales y los mercados de sus colonias, pero no llevaron tecnología ni desarrollo industrial, por lo que al independizarse esos nuevos países  tuvieron rezagos que impidieron estabilizar su economía.

Este desarrollo desigual creó una pobreza generalizada en regiones de América Latina, Asia y África.

Los países pobres se han visto obligados a contraer deudas con el Fondo Monetario Internacional y algunos bancos extranjeros. En la década de 1970 el dólar elevo su valor, mientras que el precio de las exportaciones disminuyo poco a poco.

Por ello las naciones cuya economía se basaba en la exportación no lograron restituir los préstamos y tuvieron que endeudarse aún más. Entre 1929 y 1960 el hambre fue una trágica realidad, en especial en Árfica pero tambien en algunos países de Asia y América Latina.